Felices me las prometía yo al inicio de la temporada, presumiendo que iba a tener tiempo para llevarla al día y escribir las correspondientes críticas. Tristemente, no fue así, y lo mío con la octava ha sido cosa de salto y mata, de visionados a altas horas de la madrugada y de desconexión constante con la historia y las novedades.
Digo esto lo primero para intentar justificar el hecho de que yo, en contra de la opinión mayoritaria del whovianismo, no soy especialmente fan de Capaldi. Ni he logrado encontrarle el punto, ni me ha ganado, del todo, como Doctor. No. Yo no. Puede que por lo dicho al principio, mi vida actual es bastante diferente a la que tenía en época de otros Doctores, cuando me podía permitir más tranquilidad para ver y reposar los capítulos. Ahora todo es diferente y me ha costado, mucho, conectar con la historia de la octava temporada. Y con su protagonista.
No digo que no me haya gustado, conste. Que sí. Bastante. Peter Capaldi es un actorazo y el papel de Doctor le queda ideal. Y yo, que estuve de acuerdo en su elección y en la puesta en escena de un Doctor más maduro, no puedo ahora criticar. Ni puedo ni quiero ni tengo razones para ello.
El problema soy yo, lo reconozco. Echo de menos a Matt Smith y a todo lo que sus temporadas, tan denostadas por la mayoría, significaron para mí. Supongo que tu primer Doctor, al primero que vives en tiempo real, siempre queda ahí, pase lo que pase, venga quien venga. Cuando comencé a ver la serie lo hice con la idea de que Tennant era un ciclo cerrado y no había vuelta atrás. No digamos Eccleston. Pero Matt estaba. Y ya no está.
Sí, podéis gritarme si queréis. No digo que esta sensación sea racional, pero, ¿qué hay de racional en el whovianismo? El caso es que Capaldi me gusta como Doctor, pero ha habido ratos en los que he ne-ce-si-ta-do a Matt. Y los brillos de sus temporadas, las locuras, las bodas en las pirámides, las paradojas inexplicables, los gritos al Universo, los soldados romanos que esperan, la Pandórica se abre y vamos a ir a la guerra y a matar a Hitler y que nada tenga sentido pero sea, al mismo tiempo, único, loco, maravilloso.
Mad man in a blue box, I miss you.
Dicho esto, puedo pasar a hacer un resumen más o menos definido sobre la octava temporada.
Capaldi. No puedo decir más que lo ya escrito. Grandísimo actor, lleno de matices. Un gran Doctor.
Jenna. A ratos me pone nerviosa, pero es / ha sido un estupenda companion, que se ha crecido en los momentos dramáticos. Y siempre será nuestra Clara del Aniversario. Qué más se puede decir.
Danny. Una historia de amor a la velocidad de la luz, pero, claro, aquí no había tiempo para que nos la mostraran con más detalle, ese cocimiento a fuego lento que queda tan bien en pantalla (hola, Rose Tyler). Y aunque no veía mucho sentido al personaje, los capítulos finales me hicieron ver mi error y callarme la boquita. Espléndido argumento, en mi opinión.
Capítulo favorito. Sin duda, Listen. Ese final. Qué se puede decir. Me gustó mucho también el del Orient Express y me reí de lo lindo con el de Robin / Robot.
Missy. Si no me hubiera comido un spoiler en Twitter, puede que hubiera disfrutado más al personaje, pero, aún así, creo que ha sido el gran acierto de la temporada. Por si no lo sabíamos, mejor no volver a creer, nunca jamás, una palabra de lo que diga Moffat, que se ha pasado años poniendo cara de asquito cuando alguien le mencionaba al Master y diciendo que para qué, si como el de John Simm ninguno. Pues mira. Aquí tenemos a una genialísima Michelle Gomez que va a hacer historia como nuestra Master, perdón, Mistress.
Y, en fin, poco más puedo decir. Que tengo muchas ganas de ver el capi de Navidad y que ojalá llegue ya el momento de volver a Gallifrey.
Bye!!
Creo que todo whovian pasa por algo así al menos en su vida :D y lo dice alguien a quién Capaldi le encantó en sus primeros (y resto de la temporada) y paradójiamente le costó conectar al principio con Matt (aunque Matt me terminó ganando en su primer especial navideño); y para que quede más loco esto aún, antes me había encandilado el Doctor de Colin Baker, sí, aquel que digamos no es para nada popular en el fandom pero supongo que eso es lo que me ayudó a pasar ese momento, ver al Doctor de C. Baker y dejarlo ir, sabiendo que lo iba a extrañar y al mismo tiempo saber que otra encarnación estaba dando vueltas por el universo con una fez y una caja azul.
ResponderEliminar¡Ánimo!
Personalmente, ame esta temporada. Ame a Capaldi, ame a Jenna (aunque, como a ti, a veces me ponia los nervios de punta, ame a Missy, ame el cambio de estilo de la serie. Todo me parecio genial. Aunque esto es apenas es el comienzo y vendran cosas mucho mas asombrosas, lo se.
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