Save the Day

Hace unos seis meses, con ocasión de 'The name of the Doctor', escribía servidora aquello de no es el soufflé, es la receta, que diría nuestra Clara. Que no era la espera, era el camino. Disfrutar del día a día, de la intriga, de los nervios, de la emoción y del sentirnos un poco más vivos gracias, mediante o porque. Gracias al Doctor. Mediante el Doctor. Porque el Doctor. Existe. Es. Nuestro. 

Eso dijo Capaldi, Twelfth, en la mítica e inolvidable tarde del 4 de agosto: el Doctor es de todos porque todos lo hacemos. Está hecho de la materia de los sueños, parafraseando -soy así de osada- a Shakespeare. Y es que no se me ocurre mejor modo de definir la esencia del Doctor. Nuestros sueños. 

Hemos vivido semanas vacías de noticias, nervios por la elección de Twelfth, angustias por el pelo de Matt, enfados con la BBC por su silencio, ganas de gritarle en la cara a Moffat, más nervios, más ganas de gritar (a Moffat, sí).... y, al final, en esta semana de plena locura yo -me vais a permitir que personalice- no puedo con más vídeos, imágenes y pistas. En la BBC (lógico) se han desquiciado y a este paso, nos vamos a desquiciar todos. Y yo no puedo más. Quiero verlo, verlo ya, tranquilamente. Con mi manta, mis cascos para enterarme bien, mi colacao y mi caja de kleenex. Quiero volver a ver al Doctor, y ya me da igual que sea el aniversario o no. Quiero ver al Doctor. Es una necesidad casi existencial.

Esta noche en Europa, tarde, mañana o madrugada en otras partes del mundo, todos pronunciaremos Doctor, todos sufriremos, reiremos y, seguro, lloraremos. Esta noche, tarde, madrugada, todos seremos el Doctor, todos tendremos el corazón en Londres y el alma en un puño.

En fin, qué más se puede decir. Disfrutad, soñad, whovians de 2013, la privilegiada generación que vivió el 50º aniversario de una serie mítica.  Save the day. Always, the Doctor.