Deep breath (by Lya)

Buenas, buenas, buenas.... Avisos varios nada más empezar: NO he leído las críticas de mis compañeros así que es posible que repita cosas. No las he leído por eso mismo, para, más o menos, conservar la 'frescura' de mis argumentos. 

¿Frescura? Ay, qué fatalidad más grande tengo encima. 

Anyway, chicos y chicas. Allá vamos. Deep Breath, el inicio de Twelfth, la primera imagen de Capaldi, Moffat a los mandos de todo el cotarro de nuevo. Esas cosas. Mejor voy por partes, ¿no creéis?

 Capaldi. Genialísimo actor, veterano, curtido, emocionado con el papel y muy correcto tanto en la forma como en el fondo. Nobleza obliga. Pero extraña, y mucho, su presencia como Doctor tras el yogurín de Matt, el TODO de Tennant y mi Eccleston del Alma Mía. Ahí estuvo correcto Moffat al reflejar la extrañeza de Clara, que era la nuestra. ¿El Doctor este señor? Vamos, venga. Y disculpadme si me parezco a una de esas fans histéricas que aún no perdonan que el Doctor no sea, no sé, Robert Pattinson. No me refiero a eso, porque ya sabéis que yo aprobé en su momento la elección de un Doctor más maduro que, precisamente, actuara como barrera frente a las hormonafans que sólo buscan un macho al que adorar y a las que el personaje, en sí mismo y con todo lo que implica, les importa un pimiento morrón. 

Sí, Capaldi me gusta como Doctor. Porque la serie lo necesita y porque, ahora que lo he visto lo he confirmado, es un grande de la interpretación que sabe dar los puntos justos de humor, locura, seriedad y ternura que caracterizan a este alien de Gallifrey. Y lo que nos quedará por ver. Pero, me reafirmo, me extrañó verle en el papel, cosa normal, supongo, dado que era el principio de los principios y que, he de decirlo, echo de menos a Matt a chorros. Se me desangra el alma sin mi mad man in a blue box, sin su fez, su carita y su todo él. 

Evidentemente, cuando Matt apareció al final pues, qué queréis, me puse a llorar como una magdalena. Capaldi va a ser un Doctor que dejará huella, pero yo aún supuro por la herida dejada tras su predecesor. Y lo que te rondaré. 

El capítulo en sí mismo. Largo. Demasiado. Le sobraron diez o quince minutos, como mínimo. Minutos que se fueron en intrascendentes conversaciones del trío victoriano. Que yo entiendo que Neve McIntrosh no se pone las escamas para salir poco rato, que para eso pues se queda en casa, pero, en serio, fue demasiado. Entiendo, ahora en serio, su presencia en la trama como contrapunto a la sorpresa-rechazo-este-no-es-mi-Doctor-que-me-lo-han-cambiado de Clara (y nuestro). Alguien tenía que haber ahí que le diera la réplica a la chica mientras el Doctor volvía en sí. Para Rose fue su familia en aquella Navidad de sucesos extraños en Londres, para Amy no hubo nadie porque ella no conocía al Doctor de antes y para Clara, pues eso, le tocó en suerte el trío de la lagarta, su señora esposa y el cabeza huevo. Qué le vamos a hacer. 

La trama. Buena idea y, tristemente, muy de actualidad por aquello de la 'tierra prometida' o el paraíso que muchos buscan a toda costa y sin importarles nada. Pero desarrollo raro precisamente por lo escrito en el anterior párrafo. Me gusta que se recupere a la 'señora de la tienda' pero, mucho me temo, que tendrá poco que ver con River (ay) o con Donna (ay). Y me gustaron los detalles del pasado, la historia de Madame de Pompadour, que el Doctor reconociera su cara pero no supiera de dónde o cuándo, las bromas escocesas, la imitación del Doctor de Tennant, la referencia a la bufanda de Tom Baker... En fin, esas cosas que nos dan la vida, whovians. 

El Doctor y Clara. Creo que va a ser una historia muy bonita, se nota ya que la mecánica es diferente, que la química que había con Matt (adorabilidad máxima) se ha transformado en algo más ¿profundo?, ¿emotivo?, que tiene que ver con la vulnerabilidad de un Doctor mayor, asustado, que ha visto de todo y ha esperado siglos... Es otro Doctor, siendo el mismo. Y cuando Jenna marche, habrá lágrimas. Más. 

En resumen, creo que ha sido un capítulo que ha intentado dar profundidad a la serie tras los fuegos artificiales del pasado, cosa que se nota hasta en la propia fotografía, más oscura, en tonos azules, que utilizaron. Por supuesto, esa idea está apoyada en Capaldi, pero veremos si le sale a Moffat desarrollarla bien. Ojalá.