A vueltas con Tenth

Cuando Matt Smith se despidió de la serie y tocó hacer resumen, repaso y reflexión acerca de sus años como Doctor, me "atreví" a decir que él había sido -es- mi Doctor favorito hasta la fecha. A la espera, claro está, de lo que vendrá, y a la espera de que mi (no) erudición sobre la serie clásica encuentre lugar y tiempo para crecer. 

Aunque esta espera pueda parecer que deja a mi elección de Doctor favorito en una situación de extraña provisionalidad, no hay nada que pegue más con esta serie que eso, la provisionalidad, el cambio, el todo cambia para que nada cambie. Hasta que la BBC quiera.

Asumiendo, por tanto, que esta elección puede variar en un futuro, me reafirmo: Matt, Eleventh, es mi Doctor. Porque es el que más me ha tocado la fibra, el que más me ha emocionado con su vulnerabilidad y entereza. Por supuesto, elegir un Doctor no es tarea sencilla ni justa. Aunque sea el mismo personaje, en realidad no lo es, porque está muy supeditado al actor que lo interpreta y a la historia que lo envuelva en cada ocasión. No es lo mismo un Ninth aterrizado en Londres tras la Guerra del Tiempo a un Eleventh felizmente casado con River Song. No son lo mismo y, sin embargo, sí, sí lo son. Perdonadme la herejía, pero esto es el dogma de la Santísima Trinidad aplicado a la causa whovian. Once actores (dentro del canon), un sólo personaje. Iguales y diferentes al mismo tiempo. Y los acólitos a esa causa viéndose en la obligación de decidir si uno u otro, si aquel o este, si el de antes o el de después, si la pajarita o las Converse. 

Por ello, es muy lícito decir no. Negarse a definirse, a elegir. Todos me aportan algo, todos me gustan en algún aspecto, no quiero quedarme con uno. En realidad, más que lícito es cuerdo. Todas las adhesiones inquebrantables no lo son tanto en realidad y, además, pueden dan lugar a decepciones. Mejor mantenerse en la línea media de los grises que decantarse claramente por un blanco o negro. 

No obstante, yo sí me identifico con Eleventh, y la causa es que, de algún modo, "me molesta" el loco fanatismo de Tennant con el personaje. Y, por favor, haced caso a las comillas. Quiero a Tennant, admiro a Tennant. Venero a Tennant. Pero hay algo de su Doctor que me hace pensar: "vale, hijo, ya está bien, tranquilízate". Lo escribí también cuando la despedida de Matt: Tennant está TAN absolutamente entregado al personaje que lo hace suyo y sólo suyo. Sí, estoy de acuerdo con el artículo de la entrada anterior: el Doctor de Tennant resulta egoísta en cierta medida. La ilusión incontrolable de un actor whovian desde su más tierna infancia por interpretar el papel, hace que lo acapare de tal forma que no deja espacio a nada más. O, al menos, esa es mi sensación, no me crucifiquéis. 

Por supuesto, también influye el momento vital por el que estaba pasando el Doctor durante los años que lo interpretó Tennant. Su Doctor era alegre, chispeante, gamberro y feliz. 

Extrañamente feliz. Todo debido, nos guste o no, a Rose. Lleva razón (en mi opinión) Moffat cuando dice que fue Rose la que nos trajo al Doctor de vuelta y que durante dos años fue su serie y sólo suya. Es cierto. No en vano el primer episodio de la primera temporada se llama así: Rose. Fue ella la que lo sacó del pozo de la Guerra del Tiempo y de todo lo que allí pasó -de lo que, parece, nos enteraremos por fin este noviembre-, y la que lo devolvió a la vida. Nos caiga mejor o peor esa Rose choni dibujada por los guionistas, fue ella. 

Por tanto, como bien dice el artículo de Doctor Who TV, la segunda temporada es totalmente dulzona y ñoña. Porque estaban juntos y estaban contentos. Era un Doctor feliz y enamorado, disfrutando de una existencia apacible (entre jaleos varios) sin hacer caso a los remordimientos. Pero, de repente, Rose se acaba y vuelve el dolor. Y el Doctor de Tennant en vez de caer en el "lado oscuro" de nuevo (algo que hubiera requerido una regeneración a otro actor tipo Eccleston) cae en la autocompasión y la rabia con el mundo. 

Sí, Tenth es un Doctor egoísta, nacido de una felicidad inesperada para alguien que llegaba de la experiencia más horrible. En la regeneración Ninth-Tenth se dejó de lado la oscuridad como característica principal del personaje y se abrazó la alegría y la felicidad. Sin otra regeneración tras la pérdida de Rose, a Tenth sólo le quedaba actuar como un niño malcriado al que le han quitado su juguete. Protestón, enrabietado y egoísta. 

Por lo tanto, adorando mucho a Tennant y a Tenth, me quedo con Matt. Tienen la culpa los guiones y el concepto del personaje que se desarrolló en aquellos años y, como digo más arriba, el propio entusiasmo exacerbado y loco -y agotador a ratos- de un actor que cumplía su sueño.

Lo dicho, no me crucifiquéis...

¿Veis? Él no se ha enfadado...