Tres años

El día uno hizo tres años. Tres años desde que nos dijo adiós. No quiero ponerme muy sentimental, pero es inevitable. Además, ayer vi 'Journey's End', cosa que no había hecho hasta ahora, debo confesar. Ya sé que ese no fue el último, su último capítulo, así que para rematar el trauma y la llorera, me puse también los minutos finales de 'The end of time', el último de verdad. Ahí, torturándome un rato.

Qué caras, qué ojos, qué pena. Ese 'I don't wanna go' que dice tanto. Doctor Who es una serie sobre la soledad. Alguien que tiene lo que todos querríamos tener, vida eterna, posibilidad de viajar sin límite de tiempo o espacio, pero que ha de sufrir, a cambio, la pérdida de todo aquello, todos aquellos, a los que se apega. Aún así, en vez de convertirse en un cínico, lo intenta una y otra vez, aunque haya veces (I don't wanna go, The Snowmen), en las que diga ya no más, ya no puedo seguir. En el fondo, éso es la vida. Una sucesión de decepciones, de renuncias y adioses, de cambios de ciclo, y una prueba continua en la que debemos siempre ir hacia adelante, con una fuerza que no sabemos de donde sale. Simplemente va con nosotros. 

Doctor Who es muy grande. Y David Tennant lo hizo humano, tierno, vulnerable, pero también fuerte, vital y divertido. Dio todo de si mismo, con una energía apasionada por el personaje que contagió, contagia, al espectador. Hay pocos actores en el mundo que sean capaces de decir tanto con la mirada como él. Hay pocos actores como él. Hay pocos, en general, como él.

Yo ya no sé cómo decírtelo, Moffat, pero a todos ésos que salen en este vídeo, los quiero de vuelta. A todos, incluido John Simm.