Cuando en una serie de televisión
aparece un personaje que pronto se gana las antipatías de buena parte de la
audiencia, cabe pensar si no se trata de algo ideado, programado y deseado,
vete a saber por qué razones, por los guionistas, directores, responsables del
asunto, en general. Es decir, ¿Martha Jones nos cae mal porque somos así de
mala gente o porque Russell T. Davies y compañía así lo planearon? Pero, en fin, no voy a entrar en las razones que
pudieron tener para crear un personaje que levantara tal rechazo –ellos sabrán
por qué “estropearon” una grandísima temporada como es la tercera con la
presencia de Martha-. Prefiero centrarme, en cambio, en las razones por las que
Martha no, no nos convence, ni como companion ni como nada. Y permitidme que le
eche un poco de humor al asunto. Ella conoce a David Tennant y yo no.
Comprendedme.
Primera razón: Freema Agyeman es
muy mona. Vamos, que es guapa a rabiar. Demasiado. Tanto que resulta irreal. Tanto
que no parece buena actriz. No digo que no lo sea, sólo que no lo parece porque
siempre tiene la misma cara. Preciosa, pero la misma. Ya llore, ría, se enfade,
lo que llama la atención es su belleza. Ole por ella, por otra parte, pero para
actriz no vale.
Segunda razón: sus estilismos.
También resultan irreales. Forzados. Incómodos. Esa es la palabra, la ropa de
Martha Jones da sensación de incomodidad. La cazadora de cuero roja con la que
se pasa toda la tercera temporada. Los vaqueros ceñidos. Los tacones. Pasamos
del sport casual de extrarradio de Rose, a una futura doctora de clase
media/alta. Demasiado para nuestros corazones y nuestros ojos. No es de
extrañar que los capítulos en los que mejor la tolero sean aquellos en los que se
quita ese aspecto, como los del Doctor humano.
Tercera razón: se enamora del
Doctor. Y todos, en el fondo, nos pasamos la tercera temporada en tensión, temiendo
que en cualquier momento el Doctor le corresponda. Y ESO SÍ QUE NO. Lo de Rose
estaba todavía muy reciente. A mí, confieso, cada vez que Martha le ponía
ojitos al Doctor, me daban ganas de soltarle un manotazo y un ¡quita, niña!
Cuarta razón: falta de química
con el Doctor. Precisamente porque no sucede lo que temíamos en el punto
anterior y el Doctor se pasa los capítulos haciéndose el machito, con perdón,
pero sufriendo mucho por dentro, es imposible que la historia con Martha, la
química, surja. Y de aquí es de donde nace lo que me planteaba al principio. Es
decir, si Russell T. Davies y compañía tenían claro que con Martha no iba a
pasar nada de nada -porque al Doctor Martha no le hace ni cosquillas-, tuvieron
que plantearse que entre la pareja, ni química ni tensión sexual no resuelta ni
nada. Y aún así, dijeron adelante con los faroles, esto es, adelante con
Martha. Ah, misterios del mundo whovian.
Y quinta razón: no es Rose. Y,
sobre todo, no es Donna. No hay más que decir.
Es verdad que la Martha de la tercerta temporada no mola mucho pero en la cuarta cuando ysa no esta enamorada del Doctor y en su aparicion en Torchwood gana mucho y mas con su estilo guerrero y militar
ResponderEliminarQue raro soy.... Mucha gente rechaza a Marta y ahora a Donna y a un servidor le pasa lo contrario...
ResponderEliminarMarta, es guapa y??? Ya solo por eso hay quite rechazarla??? Que problema hay que se enamore de 10th... Solo puede Rose????
Teniendo en cuenta b que Marta llega en un momento de dolor de 10th yo creó que cumple ala perfección y encima tiene la valentía de dejarlo y no ser dejada...
Me parece que soys muy injustos...
Perdón, quería decir adoran a Donna.
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